El streaming de música ya ganó. Forma parte de los comportamientos digitales de millones de usuarios en todo el mundo. De hecho, en Estados Unidos tiene el monopolio de la industria musical. Solo en 2018, produjo el 75% de los ingresos de acuerdo al reporte de Recording Industry Association of America (RIAA), la asociación que representa a las compañías discográficas.

Spotify sigue en el podio como la plataforma de streaming más popular a nivel global. Tiene más de 200 millones de usuarios activos al mes y 96 millones de personas eligen su versión premium. América Latina representa el 22% de los usuarios activos al mes.

En esta industria musical-digital que no para de crecer los usuarios tenemos mucho que aprender y también muchos mitos que enterrar

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¿Cuáles son los tres mitos más comunes?

  • No hay que pagar por música en streaming

Es cierto que producir música cuesta mucho dinero, y es necesario darle a los trabajadores su paga al final de mes. Realmente es caro producir los discos, ensayar, los instrumentos y todo lo necesario para hacer algunas canciones decentes. No podemos esperar que todo esto nos llegue gratis y hoy podemos revertir un poco esa situación.

Por suerte, según RIAA, los millennials son los más predispuestos a pagar por los servicios de streaming.

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  • Si escucho música "mala", los algoritmos aprenderán de mis gustos musicales y tendré malas recomendaciones

Esto no es necesariamente cierto. Las recomendaciones de Spotify toman en cuenta lo que cada usuario escucha. Esa selección de canciones ofrecidas es trabajo del algoritmo de "inteligencia musical", como lo llama la compañía, que analiza las canciones que escuchan los usuarios cada semana.

Para eso, se guía principalmente por el historial de escucha, los gustos musicales, la relación que algunas canciones tienen con las de otros artistas y que otros usuarios han guardado en una misma playlist, si una canción se escucha hasta el final, entre otros factores.

Si un usuario busca un género musical que no sigue sus gustos y luego sigue escuchando en función de sus gustos musicales habituales, el algoritmo volverá a registrarlos y regresará a canciones que puedan ser de interés para él.

Todas las recomendaciones que se hacen en Spotify son consecuencia de la mezcla entre datos y personas, ya sean sugerencias realizadas por el equipo editorial o sean recomendaciones algorítmicas.

  • Estas plataformas no protegen a los artistas

Desde Spotify aseguran que su objetivo es conectar a los usuarios con sus seguidores a través de una plataforma que los protege de la piratería y donde todos reciben su pago.

Y eso se ve reflejado en los números: desde su creación, han repartido US$ 10.000 millones a los dueños de los derechos de la música.

El sistema de regalías, siempre y cuando la plataforma sea transparente, es sencillo. La complejidad está en que cada stream tiene su valor dependiendo de qué país venga y si es de cuenta paga o gratuita. Simplemente, se cobra en relación a la cantidad de reproducciones.

En este punto, los artistas necesitan tener miles o millones de reproducciones para generar pagos generosos. Pero también es cierto que hoy tienen acceso a ello muchos más músicos que antes.

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