Todos nosotros estamos llenos de prejuicios. Y no sólo de “los malos”, referidos a quienes, según rostro aspecto, pueden robarnos el dinero. Frecuentemente, confiamos en una imagen encantadora que, más de una vez, puede regalarnos una mala pasada.

En la escuela católica St. James todo parecía suceder con normalidad hasta que un sorprendente hallazgo interrumpió su jornada educativa. Las hermanas Mary Margaret Kreuper (exdirectora) y Lana Chang (exprofesora) robaron medio millón de dólares procedente de matrículas, donaciones y cuotas de esta institución ubicada en el suroeste de Los Ángeles.

Con el objetivo de gastarlo en la ciudad del juego, esta dupla viajó a Las Vegas con parte de lo recaudado. Si bien, según los auditores, se rastreó en las cuentas bancarias de los últimos seis años, se estima que las monjas robaron más de diez años para emprender este viaje.

¿Cómo descubrieron la estafa?

La archidiócesis confirmó que, la auditoría contable comenzó bajo el pedido de una de las familias que asiste a la institución. Estos, solicitaron una copia de su cheque a la escuela. De esta manera, los contadores notaron que había sido depositado en otra cuenta bancaria, ajena a la del colegio. La entonces directora Kreuper "se mostró muy nerviosa" ante esta revisión y solicitó al personal que modificara los registros. Un auditor interno alertó de estos cambios. Entendió que algo “no iba bien" y luego, confirmó sus sospechas.

¿Y ahora?

Aunque la policía alertó que las hermanas Kreuper y Chang se han visto "involucradas en el uso personal de fondos escolares", los padres de los alumnos no presentarán una querella penal. Las ladronas, quienes afirman ser grandes amigas, dejaron la escuela a principios de 2018 (donde Kreuper fue directora 29 años y Chang enseñó otros 20). Ambas expresaron su arrepentimiento y aseguraron devolver el dinero.

Este dinero será devuelto por la congregación a la que pertenecen, conocida como “Hermanas de San José de Carondelet”.

Esta se ha comprometido a restituir los fondos y a sancionar a las hermanas. Ambas han sido apartadas y enviadas a dos conventos diferentes.

La nueva directora, Noreen Maricich, cambió el sistema de pago para evitar fraudes en el futuro. Sin embargo, muchos padres se indignaron con la decisión de no presentar cargos. Estos comentaron que si las monjas fueran laicas, estarían en la cárcel. Incluso, un grupo de ellos se plantea demandarlas. El problema es que, al existir un acuerdo entre la archidiócesis y el colegio, este camino procesal queda anulado.

¿Sorprendente, verdad?