Un grupo de investigadores ha comprobado que los jabalíes (Sus scrofa) que habitan Baviera (Alemania) tienen niveles de contaminación radiactiva muy elevados. El accidente nuclear de Chernóbil (actual Ucrania, antes Unión Soviética) de 1986 es en parte responsable, pero también lo son otras pruebas nucleares previas, según describen en un estudio publicado este jueves (30.08.2023) por la revista Environmental Science & Technology.

Los científicos examinaron alrededor de 50 jabalíes abatidos en Baviera entre 2019 y 2021 y encontraron una exposición desproporcionada al isótopo radiactivo cesio-137 de 370 a 15.000 becquerelios por kilogramo, es decir, 25 veces más el límite legal de 600 bequerelios permitido por la Unión Europea para el consumo de carne de estos animales.

Chernóbil y las pruebas nucleares previas

Estudios anteriores calcularon que alrededor del 10% del cesio radiactivo presente en Baviera se remonta a las pruebas de armas nucleares de la década de 1950, y el 90% a Chernóbil. Asimismo, se suponía que el accidente de Chernóbil era la principal fuente de cesio-137 en la naturaleza.

Sin embargo, el nuevo análisis reveló con más detalle que la mayor cantidad de este isótopo radiactivo fue producido durante las pruebas con armas nucleares previas a la catástrofe de Chernóbil. En concreto, hasta el 68% del cesio presente en los jabalíes procedía de antiguas pruebas de armas nucleares, una proporción asombrosamente alta.

"Incluso si Chernóbil no hubiese ocurrido, algunas muestras superarían el límite", explicó el coautor Georg Steinhauser, radioecólogo de la Universidad Técnica de Viena.

Una trufa podría estar detrás de la contaminación de los jabalíes

El científico sugiere que la trufa de ciervo podría ser responsable de la radioactividad "tardía". Como el cesio viaja lentamente por el suelo, se demora en llegar al hongo: "Esto explica por qué el cesio 'viejo' se encuentra de forma desproporcionada en el jabalí y por qué el cesio de Chernóbil aún no ha llegado a la trufa de ciervo en toda su dimensión".

Especialmente cuando la comida en la superficie escasea hacia el final del invierno, los animales tienen que excavar y alimentarse de los hongos, lo que también explicaría por qué los jabalíes abatidos en invierno tendían a estar más contaminados.

Si bien los niveles de contaminantes radiactivos han disminuido en otros animales, en los puercos salvajes esto no ha ocurrido, algo que ha sido nombrado como la "paradoja del jabalí".

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Pruebas y armas nucleares del pasado

Estados Unidos y la Unión Soviética probaron principalmente armas nucleares en la superficie entre 1950 y 1963. La mayor parte de la contaminación radiactiva procedía de estas pruebas, lo que demuestra lo elevada que debió de ser la exposición en aquella época.

El cesio-137 tiene una vida media de 30 años, lo que significa que aún queda un 25% de este radiactivo. En tanto, del contaminante de Chernóbil debería quedar todavía alrededor del 42%.

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Medición de radiactividad antes del consumo

La Oficina Federal de Protección Radiológica (BfS, por sus siglas en alemán) informó que muchas setas, especialmente en Baviera, siguen contaminadas con cesio radiactivo. Las zonas del sur y el este de Baviera, donde se depositó la mayor parte del cesio radiactivo en Alemania tras la catástrofe de Chernóbil, resultaron especialmente afectadas.

En determinadas setas, se midieron hasta más de 4000 becquerelios de cesio-137 por kilogramo de masa fresca durante los exámenes de los años 2019 a 2021. Sin embargo, aquí no se investigó el origen del material radiactivo.

Según el Centro Alemán de Investigación Oncológica (DKFZ, por sus siglas en alemán), el cesio-137 puede acumularse en el tejido óseo y dañar su material genético. A largo plazo, esto puede provocar cáncer de huesos y leucemia. Por eso, tanto cazadores como recolectores de setas deben medir los niveles de radiación antes de comer hongos silvestres y carne de los animales.

Fuente: DW.