A muchas personas les sucede que se sienten tristes luego de tener sexo. Pues, cada vez son más los padecimientos fuera de la norma. Hay mujeres que se sienten realmente atraídas por su pareja, llevan una buena relación y durante el sexo logran la satisfacción. Sin embargo, después las invade la tristeza.
¿A ti te ha pasado? Conoce su significado y descubre qué dice la ciencia al respecto.
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Para quienes experimentan un síndrome llamado disforia poscoital (DPC), en vez de disfrutar el placer que sigue al sexo, los invaden sensaciones de tristeza, vergüenza y ansiedad sin razón aparente.
En algunos casos, la persona puede incluso volverse irritable y ser abusiva física o verbalmente, en un momento en el que supuestamente debería sentirse bien con su pareja.
Se le llama disforia porque es lo contrario de euforia y también se le conoce como tristeza poscoital.
El doctor Gert Holstege, de la Universidad de Groningen, intrigado por esta situación, analizó lo que pasa con el cerebro durante el orgasmo. Particularmente, disminuye la actividad en la amígdala, es decir, el área en donde procesamos los miedos. Por lo que, después de tener sexo, la ansiedad y el miedo serán menores. Pero, ¿esto hace que te sientas triste?
Según, Marco Antonio Campos, quien es director de la Sociedad Chilena de Psicoterapia Constructiva, dicha tristeza viene porque la persona no valora por completo el acto sexual.
En algunos casos, se trata de una sensación de vacío. Aunque desean ese encuentro sexual, después se afligen porque no tuvo un sentido
Esto quiere decir que la persona cumplió con la relación sexual, pero en ningún momento disfruto.
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Hay compensación biológica, pero la satisfacción emocional está más limitada. Tiene que ver con el contexto en que vivimos, de hacer todo rápido, por cumplir...
Pero padecer disforia poscoital también puede estar asociado a estrés psicológico, otras disfunciones sexuales o factores culturales. La disforia también puede ser producto de una educación sexual muy restrictiva, por lo cual el sexo le puede generar cuestionamientos o angustias a la persona.
Hasta el momento sigue siendo un enigma para los expertos, pues no se ha encontrado el punto de equilibrio y las reacciones del cerebro humano.
Fuentes:
