Ya sabemos que las abejas son insectos de lo más inteligentes. De hecho, un grupo de investigadores le enseñó a sumar y restar a una colmena hace poco. Sin embargo, seguro que nunca pensaste que podrían compartir una habilidad con los seres humanos, ¿verdad?

Pues la facultad que compartimos con estos insectos es, nada más ni nada menos, que la capacidad de reconocer rostros.

Tal como lo lees: tanto las abejas como las avispas son capaces de memorizar y de registrar a través de la vista imágenes complejas. Entendemos tu sorpresa, ya que el reconocimiento facial se considera una habilidad que requiere la sofisticación del cerebro humano.

Un nuevo estudio publicado en Frontiers in Psychology muestra que insectos como la abeja europea (Apis mellifera) y la avispa común (Vespula vulgaris) usan mecanismos de procesamiento visual que son similares a los humanos, lo que permite un reconocimiento facial confiable.

Lo más sorprendente de todo este estudio es que en las pruebas realizadas, tanto abejas como avispas, pudieron aprender imágenes acromáticas (blanco y negro) de rostros humanos. Estos resultados muestran que, a pesar de que estos insectos no tienen una razón evolutiva para procesar rostros humanos, sus cerebros aprenden a reconocerlos de manera confiable al crear representaciones holísticas de las imágenes complejas. Es decir: ubican características juntas para reconocer un rostro humano específico.

Si bien este campo fue estudiado con anterioridad, este último estudio arroja nuevos resultados: “Lo que faltaba era una comprensión de si esto se llevaba a cabo en insectos debido a la simple interpretación de las características faciales individuales, o al uso de una interpretación más compleja de ‘imágenes completas’ -tratamiento holístico de la cara- como sucede en los humanos”, asegura uno de los investigadores, Adrian Dyer.

“Ahora sabemos que los cerebros pequeños de insectos pueden reconocer confiablemente al menos un número limitado de caras. Esto sugiere que en los humanos, la ventaja de nuestro gran cerebro puede ser la gran cantidad de individuos que podemos recordar”, expone Dyer.

¡Sorprendente! ¿No crees?

Fuente:

La Vanguardia